Los viajes me enseñan a vivir bien

Desde muy pequeña, sabía que iba a viajar. En el país detrás del telón de acero, donde viajar a cualquier lugar se convertía en una tarea extremadamente difícil (en la mayoría de destinos era imposible), ya desde niña viajába con mi madre, en el ya hoy legendario coche – el Fiat 126 p, llamado ”Pequeñajo”. Mamá y su pasión por descubrir nuevos lugares, siempre ha sido mi inspiración. Mis abuelos y mi tío me enseñaron largas caminatas por las montañas, como orientarse en el terreno, habilidades, que luego de mayor se han convertido en muy útiles, para visitar nuevos lugares.

Vivo en tiempos felices, cuando las fronteras están abiertas y la facilidad para viajar se reduce a reservar un viaje en Internet, desde el ordenador en mi propia casa.

Los viajes me enseñan a vivir bien, enseñándome tolerancia y respeto por la naturaleza. Junto con cada viaje, obtengo nuevas habilidades, desafiando las opiniones aprendidas en la escuela.

El conocimiento que tengo de cinco idiomas, me ayuda a moverme en el gran mundo, y la estancia en tres países europeos, ha provocado muchos originales amistades con quienes las conversaciones y reflexiones compartidas, estimulan a hacer cosas nuevas.

Lo hermoso de viajar es que no importa a dónde vaya. A través de la fotografía, que me encanta, puedo descubrir constantemente la nueva cara de todo lo que me rodea. A su vez, la búsqueda de lo desconocido y lo desconocido siempre ha sido mi pasatiempo favorito.
 

Mi vida profesional, se desarrolla en el campo de las ciencias médicas y el lugar actual de mi residencia, es la capital de España – Madrid.